Implantado entre cuatro hitos metropolitanos, las Thermas de Tarragona buscan reconocer el lugar volviendo al origen: la tierra. De donde surge un proyecto que hace parte del espacio público catalán, invitando a vivir su historia reinterpretando morfológicamente las Thermas Romanas y su relación con el agua. Comprometido con el  cuidado del agua, se busca limpiarla y transformarla para ser reutilizada. Por medio de una pendiente en la superficie que conduce a unas bajantes donde el agua lluvia es tratada para un uso posterior. Durante el invierno se hace uso de los calentadores bajo la superficie para derretir la nieve y hacer uso del agua.    

Se entiende el sitio como el lugar de asentamiento para la composición arquitectónica, donde el equipamiento es parte del lugar: integrándolo por medio de una rampa que es la continuación del espacio público generando una relación abierta entre público y privado. Lo cual conduce a un espacio donde se desarrolla una actividad íntima y placentera, el baño en las Thermas, compartir en el sauna, los jacuzzis y las salas para masajes.